Diez amenazas reales que la humanidad ignora
La acidez del océano, más incendios forestales, el desplazamiento humano y la invasión de hábitats son algunos de los problemas
Cada vez son más comunes las conversaciones sobre aumento en
temperatura y cambio climático, pero esos dos conceptos encierran
múltiples asuntos urgentes cuyo manejo determinará el futuro de la
humanidad, alertaron ayer científicos de Puerto Rico y México reunidos
durante el VII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE 2016)
que se celebra esta semana en San Juan, Puerto Rico.
Deforestación y aire sucio
Durante el coloquio “Hablemos de ciencia: Frío y caliente, el cambio climático” celebrado el lunes en la tarde en el Centro de Convenciones de Puerto Rico, el Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina, destacó la pérdida de biodiversidad y el empeoramiento de la calidad del aire debido al uso de combustibles fósiles y la deforestación.
“Aunque el cambio climático es el problema más claramente preocupante, la situación es un poco más complicada y tenemos otros problemas ambientales y sobre todo, hablando de deforestación tenemos problema de pérdida de biodiversidad, cambios en el medio ambiente que tienen otras consecuencias. Calidad de aire está muy relacionado, la calidad del aire es algo muy local y la deforestación algo realmente global, pero en la deforestación la comunidad ha tenido un impacto realmente grande. Por eso la sociedad también tiene que responder”, reclamó.
Impacto a especies vulnerables
El catedrático e investigador de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Rafael Joglar identificó a los anfibios y los corales como los dos tipos de organismos más vulnerables. “Estamos perdiendo casi un 25% de los corales del mundo. En el caso de los anfibios, en el mundo han desaparecido unas 200 especies de anfibios en años recientes, tres de ellas en Puerto Rico. Pronto va a haber números más reales y deben ser mucho mayor que 200 especies”, anticipó.
Entre las funciones de estos organismos figuran la producción de peces y especies marinas en los corales, y el control de plagas así como el mantenimiento de la cadena alimentaria en el caso de los anfibios.
Invasión de hábitats
Jorge Báez, director de operaciones de Para la Naturaleza, advirtió sobre el desplazamiento de las especies a zonas más altas con el aumento en la profundidad de los océanos y los mares. “Las especies de la costa van a subir hacia las áreas montañosas causando presión en ecosistemas donde ya había una estabilidad y una capacidad de adaptación. Con la velocidad a la que está ocurriendo, precisamente por causas antropogénicas (causadas por el ser humano), presumiblemente no va a dar tiempo a las especies de poder responder y adaptarse como lo han hecho en otras épocas”, afirmó.
Perdemos coquíes
Joglar reveló que ha observado esto en poblaciones de las seis o siete especies de coquíes de montaña baja pues “todas esas poblaciones de todas esas especies de montaña baja han desaparecido, están refugiadas únicamente en la montaña alta y se perdió toda esa información genética y eso es un asunto muy preocupante”.
Pérdida de hábitat y obstáculos a la reproducción
La secretaria del departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Carmen Guerrero, destacó que con el aumento en el nivel del mar y la erosión especies costeras pierden su hábitat e incluso su capacidad reproductiva, como en el caso de las tortugas. “Numerosos estudiosos hablan de que el aumento en temperatura cambia el sexo de esa criaturas al nacer. A mayor calor salen más hembras y eso afecta en el futuro los factores de reproducción de estas especies”, comentó.
Desplazamiento humano
La planificadora recordó que el hábitat humano también se afecta y mencionó el dramático caso de Parcelas Suárez en Loíza, donde desde noviembre de 2015 al presente se han perdido más de 11 metros de costa lineal. “Puerto Rico tiene que encaminar un plan de trabajo para atender este cambio”, anticipó.
Más carbono
Báez trajo otro punto relacionado a la pérdida de biodiversidad y es que impide una mayor captura de carbono, lo que contribuye a la acumulación de gases de invernadero y al calentamiento. “En bosques tropicales como los de nosotros la captura de carbono por fotosíntesis es mayor durante el día porque en distintas especies la tasa es diferente y tienes una gran cantidad de especies capturando distintas tasas a diferentes horas del día. Perder la diversidad vegetal es un problema en la captura de carbono”, advirtió.
Reforestar no es garantía
Molina planteó que aun cuando se reforeste, como se ha logrado hacer en Puerto Rico, “la biodiversidad natural no se restablece fácilmente… tarda muchas décadas y es por eso que en los acuerdos internacionales no se contabiliza esta reforestación, además no tenemos garantía de que va a durar todo el siglo así que es algo muy importante, pero no contrarresta la emisión por combustibles fósiles”.
Más incendios forestales
Agregó que al haber inviernos más leves no mueren los insectos que atacan especies como los pinos, lo que ha agudizado los incendios forestales en Estados Unidos, y recalcó la importancia de buscar métodos alternos de cultivos para no deforestar de modo que no se elimine la biodiversidad natural.
Acidez del océano
Molina, doctor en fisioquímica que con sus investigaciones alertó en los 70 sobre el adelgazamiento de la capa de ozono, recalcó que “además de cambiar el clima, este cambio en la composición de la atmósfera está cambiando la acidez de los océanos y eso también tiene impacto en, digamos, los corales”.
Los científicos coincidieron en que tanto los gobiernos como la ciudadanía tienen que reaccionar y buscar mecanismos alternos de producción de energía, de alimentos y de bienes para desacelerar el avance de todos estos cambios que amenazan incluso con desaparecer islas enteras, donde el impacto de la dinámica del mar es mayor.
“Está tan, tan clara la ciencia. Si sucede ese tipo de cosa sería una crisis global, un daño irreparable para la humanidad”, profetizó Molina.
Deforestación y aire sucio
Durante el coloquio “Hablemos de ciencia: Frío y caliente, el cambio climático” celebrado el lunes en la tarde en el Centro de Convenciones de Puerto Rico, el Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina, destacó la pérdida de biodiversidad y el empeoramiento de la calidad del aire debido al uso de combustibles fósiles y la deforestación.
“Aunque el cambio climático es el problema más claramente preocupante, la situación es un poco más complicada y tenemos otros problemas ambientales y sobre todo, hablando de deforestación tenemos problema de pérdida de biodiversidad, cambios en el medio ambiente que tienen otras consecuencias. Calidad de aire está muy relacionado, la calidad del aire es algo muy local y la deforestación algo realmente global, pero en la deforestación la comunidad ha tenido un impacto realmente grande. Por eso la sociedad también tiene que responder”, reclamó.
Impacto a especies vulnerables
El catedrático e investigador de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Rafael Joglar identificó a los anfibios y los corales como los dos tipos de organismos más vulnerables. “Estamos perdiendo casi un 25% de los corales del mundo. En el caso de los anfibios, en el mundo han desaparecido unas 200 especies de anfibios en años recientes, tres de ellas en Puerto Rico. Pronto va a haber números más reales y deben ser mucho mayor que 200 especies”, anticipó.
Entre las funciones de estos organismos figuran la producción de peces y especies marinas en los corales, y el control de plagas así como el mantenimiento de la cadena alimentaria en el caso de los anfibios.
Invasión de hábitats
Jorge Báez, director de operaciones de Para la Naturaleza, advirtió sobre el desplazamiento de las especies a zonas más altas con el aumento en la profundidad de los océanos y los mares. “Las especies de la costa van a subir hacia las áreas montañosas causando presión en ecosistemas donde ya había una estabilidad y una capacidad de adaptación. Con la velocidad a la que está ocurriendo, precisamente por causas antropogénicas (causadas por el ser humano), presumiblemente no va a dar tiempo a las especies de poder responder y adaptarse como lo han hecho en otras épocas”, afirmó.
Perdemos coquíes
Joglar reveló que ha observado esto en poblaciones de las seis o siete especies de coquíes de montaña baja pues “todas esas poblaciones de todas esas especies de montaña baja han desaparecido, están refugiadas únicamente en la montaña alta y se perdió toda esa información genética y eso es un asunto muy preocupante”.
Pérdida de hábitat y obstáculos a la reproducción
La secretaria del departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Carmen Guerrero, destacó que con el aumento en el nivel del mar y la erosión especies costeras pierden su hábitat e incluso su capacidad reproductiva, como en el caso de las tortugas. “Numerosos estudiosos hablan de que el aumento en temperatura cambia el sexo de esa criaturas al nacer. A mayor calor salen más hembras y eso afecta en el futuro los factores de reproducción de estas especies”, comentó.
Desplazamiento humano
La planificadora recordó que el hábitat humano también se afecta y mencionó el dramático caso de Parcelas Suárez en Loíza, donde desde noviembre de 2015 al presente se han perdido más de 11 metros de costa lineal. “Puerto Rico tiene que encaminar un plan de trabajo para atender este cambio”, anticipó.
Más carbono
Báez trajo otro punto relacionado a la pérdida de biodiversidad y es que impide una mayor captura de carbono, lo que contribuye a la acumulación de gases de invernadero y al calentamiento. “En bosques tropicales como los de nosotros la captura de carbono por fotosíntesis es mayor durante el día porque en distintas especies la tasa es diferente y tienes una gran cantidad de especies capturando distintas tasas a diferentes horas del día. Perder la diversidad vegetal es un problema en la captura de carbono”, advirtió.
Reforestar no es garantía
Molina planteó que aun cuando se reforeste, como se ha logrado hacer en Puerto Rico, “la biodiversidad natural no se restablece fácilmente… tarda muchas décadas y es por eso que en los acuerdos internacionales no se contabiliza esta reforestación, además no tenemos garantía de que va a durar todo el siglo así que es algo muy importante, pero no contrarresta la emisión por combustibles fósiles”.
Más incendios forestales
Agregó que al haber inviernos más leves no mueren los insectos que atacan especies como los pinos, lo que ha agudizado los incendios forestales en Estados Unidos, y recalcó la importancia de buscar métodos alternos de cultivos para no deforestar de modo que no se elimine la biodiversidad natural.
Acidez del océano
Molina, doctor en fisioquímica que con sus investigaciones alertó en los 70 sobre el adelgazamiento de la capa de ozono, recalcó que “además de cambiar el clima, este cambio en la composición de la atmósfera está cambiando la acidez de los océanos y eso también tiene impacto en, digamos, los corales”.
Los científicos coincidieron en que tanto los gobiernos como la ciudadanía tienen que reaccionar y buscar mecanismos alternos de producción de energía, de alimentos y de bienes para desacelerar el avance de todos estos cambios que amenazan incluso con desaparecer islas enteras, donde el impacto de la dinámica del mar es mayor.
“Está tan, tan clara la ciencia. Si sucede ese tipo de cosa sería una crisis global, un daño irreparable para la humanidad”, profetizó Molina.
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