Boricuas atentos a nueva guerra
Hay temor de que se activen soldados puertorriqueños en la zona de conflicto
Un norcoreano pasa frente a un cartel con propaganda militar en Pyongyang. (AP / Kim Kwang Hyon)
Por Gloria Ruiz Kuilan | gruiz@elnuevodia.com
El terreno bélico en Corea es conocido para los
puertorriqueños, especialmente por los 61,000 que participaron en la
Guerra de Corea (1950-1953). Transcurridos 63 años de ese evento,
la incursión de boricuas en un combate en Corea está latente. Con
certeza nadie puede descifrar si el lenguaje y las acciones belicosas
recientes de Corea del Norte desembocarán en un conflicto de esa
naturaleza, por lo que la recomendación más prudente es estar atentos a
la situación.
Sin embargo, una guerra entre Norcorea y Estados Unidos tendría consecuencias directas para Puerto Rico y para el mundo entero, coincidieron ayer catedráticos conocedores del tema aunque ven poco probable que la guerra se materialice. “El impacto más directo podría ser sobre los miembros de las fuerzas armadas que se encuentran destacados en Corea o las fuerzas navales desplegadas allí o las bases en Japón y los (militares) que puedan enviar”, destacó el profesor de la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Jorge Rodríguez Beruff.
“Además del impacto que pueda haber en la economía mundial, sobre todo las relaciones económicas. Toda la zona del Pacífico hoy día es un componente muy dinámico de la economía mundial”, agregó el profesor sobre la posibilidad de una desestabilización económica mundial producto de un conflicto bélico en esa zona.
Desde hace seis décadas, las relaciones entre Corea del Norte y Corea del Sur se han caracterizado por la tensión. Su división territorial en la península en la que cohabitan es producto de la Segunda Guerra Mundial. La belicosidad resurgió para el período de la Guerra Fría, lo que cesó con un armisticio.
Ahora, Corea del Norte –bajo el régimen de Kim Jong-un– anunció que entró en un “estado de guerra”. Ordenó tener listos sus misiles para atacar “en cualquier momento”.
Corea del Norte ya no cuenta con el apoyo de la Unión Soviética, y China –contrario al pasado– se ha distanciado de este país sobre todo al respaldar la resolución de las Naciones Unidas que lo sanciona por sus artefactos nucleares, recordó el profesor y analista de temas internacionales, Phillip Escoriaza.
Mientras Estados Unidos mantiene militares en destaque en esa zona del Pacífico, Corea de Norte ya ha hecho pruebas con armamento nuclear en tres ocasiones. “Es un momento delicado tener concentración militar tan cerca sobre todo para un régimen militar. Cualquier momento como este es visto como una amenaza o una provocación”, dijo Escoriaza.
El comisionado residente en Washington, Pedro Pierluisi, reconoció ayer en entrevista telefónica con este diario la actitud “beligerante” de Jong-un. Pero aseveró que “una cosa es lo que está diciendo y otra las acciones específicas, salvo lo de diciembre (cuando lanzaron un misil bajo el alegato de que estaban poniendo un satélite en órbita). No ha habido ninguna actuación particular que confirme que está en vías de iniciar un conflicto bélico con Estados Unidos”, dijo Pierluisi.
De la misma forma, se expresó el general de la Guardia Nacional, Rafael O’Ferrall. “Entendemos que es un desafío, que realmente ese pueblo aparentemente tiene hambre, pero no creo que lleguen a mayores consecuencias. Los misiles que ellos hablan no tienen la precisión que perseguirían. Ellos lo que están buscando realmente es un mejor trato de la ONU”, dijo.
Además, tanto Escoriaza como Carlos Severino, exdecano de Ciencias Sociales del Recinto de Río Piedras de la UPR, indicaron que la actitud desafiante y amenazante de Corea del Norte es una táctica utilizada en las pasadas décadas para lograr acuerdos que le ayuden a lidiar con su delicada situación económica y social.
Corea del Norte mantiene un gobierno que es una dictadura hereditaria que confronta problemas hasta para alimentar a su gente. “Me parece a mí que está buscando renegociar su participación internacional en el comercio para no tener que hacer cambios internos”, opinó Severino.
De hecho, los tres catedráticos enfatizaron en que un buen indicador de que no hay hasta el momento conflicto bélico inminente es que Corea del Norte no ha paralizado la entrada de surcoreanos a las fábricas industriales que mantienen en su suelo. “Todavía no se han cerrado, mientras eso sea así es posible pensar que tarde o temprano las aguas vuelvan a su nivel”, dijo Escoriaza.
Estados Unidos, dijo Pierluisi, se mantiene alerta. “Los sistemas de defensa del oeste de Estados Unidos están en alerta como una medida preventiva y Estados Unidos está estrechando sus lazos militares con, no solo Corea del Sur, sino con Japón para prevenir”, añadió el comisionado residente en Washington.
Pero tanto Pierluisi como los catedráticos reconocieron que, de producirse una guerra, Puerto Rico estaría implicado. “Nosotros somos parte de Estados Unidos; nuestros intereses están totalmente alineados con los de Estados Unidos”, sostuvo Pierluisi.
Escoriaza recalcó que de inmediato una guerra generaría un alza en los ya costosos productos o servicios como los alimentos, la luz y la gasolina. “La beligerancia coreana despierta en los puertorriqueños no muy buenos recuerdos de la pasada guerra, en los años 50, una guerra muy cruenta que nunca terminó. Se llegó a un cese al fuego, pero nunca hubo un acuerdo de paz, destacó Severino.
Por el momento, todos los entrevistados sugieren cautela “Es complicado y hay que tener precaución de no decir que no va a pasar nada, pero en realidad todo esto es para uso doméstico”, dijo Escoriaza.
Ivelisse Rivera Quiñones colaboró en esta historia.
Sin embargo, una guerra entre Norcorea y Estados Unidos tendría consecuencias directas para Puerto Rico y para el mundo entero, coincidieron ayer catedráticos conocedores del tema aunque ven poco probable que la guerra se materialice. “El impacto más directo podría ser sobre los miembros de las fuerzas armadas que se encuentran destacados en Corea o las fuerzas navales desplegadas allí o las bases en Japón y los (militares) que puedan enviar”, destacó el profesor de la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Jorge Rodríguez Beruff.
“Además del impacto que pueda haber en la economía mundial, sobre todo las relaciones económicas. Toda la zona del Pacífico hoy día es un componente muy dinámico de la economía mundial”, agregó el profesor sobre la posibilidad de una desestabilización económica mundial producto de un conflicto bélico en esa zona.
Desde hace seis décadas, las relaciones entre Corea del Norte y Corea del Sur se han caracterizado por la tensión. Su división territorial en la península en la que cohabitan es producto de la Segunda Guerra Mundial. La belicosidad resurgió para el período de la Guerra Fría, lo que cesó con un armisticio.
Ahora, Corea del Norte –bajo el régimen de Kim Jong-un– anunció que entró en un “estado de guerra”. Ordenó tener listos sus misiles para atacar “en cualquier momento”.
Corea del Norte ya no cuenta con el apoyo de la Unión Soviética, y China –contrario al pasado– se ha distanciado de este país sobre todo al respaldar la resolución de las Naciones Unidas que lo sanciona por sus artefactos nucleares, recordó el profesor y analista de temas internacionales, Phillip Escoriaza.
Mientras Estados Unidos mantiene militares en destaque en esa zona del Pacífico, Corea de Norte ya ha hecho pruebas con armamento nuclear en tres ocasiones. “Es un momento delicado tener concentración militar tan cerca sobre todo para un régimen militar. Cualquier momento como este es visto como una amenaza o una provocación”, dijo Escoriaza.
El comisionado residente en Washington, Pedro Pierluisi, reconoció ayer en entrevista telefónica con este diario la actitud “beligerante” de Jong-un. Pero aseveró que “una cosa es lo que está diciendo y otra las acciones específicas, salvo lo de diciembre (cuando lanzaron un misil bajo el alegato de que estaban poniendo un satélite en órbita). No ha habido ninguna actuación particular que confirme que está en vías de iniciar un conflicto bélico con Estados Unidos”, dijo Pierluisi.
De la misma forma, se expresó el general de la Guardia Nacional, Rafael O’Ferrall. “Entendemos que es un desafío, que realmente ese pueblo aparentemente tiene hambre, pero no creo que lleguen a mayores consecuencias. Los misiles que ellos hablan no tienen la precisión que perseguirían. Ellos lo que están buscando realmente es un mejor trato de la ONU”, dijo.
Además, tanto Escoriaza como Carlos Severino, exdecano de Ciencias Sociales del Recinto de Río Piedras de la UPR, indicaron que la actitud desafiante y amenazante de Corea del Norte es una táctica utilizada en las pasadas décadas para lograr acuerdos que le ayuden a lidiar con su delicada situación económica y social.
Corea del Norte mantiene un gobierno que es una dictadura hereditaria que confronta problemas hasta para alimentar a su gente. “Me parece a mí que está buscando renegociar su participación internacional en el comercio para no tener que hacer cambios internos”, opinó Severino.
De hecho, los tres catedráticos enfatizaron en que un buen indicador de que no hay hasta el momento conflicto bélico inminente es que Corea del Norte no ha paralizado la entrada de surcoreanos a las fábricas industriales que mantienen en su suelo. “Todavía no se han cerrado, mientras eso sea así es posible pensar que tarde o temprano las aguas vuelvan a su nivel”, dijo Escoriaza.
Estados Unidos, dijo Pierluisi, se mantiene alerta. “Los sistemas de defensa del oeste de Estados Unidos están en alerta como una medida preventiva y Estados Unidos está estrechando sus lazos militares con, no solo Corea del Sur, sino con Japón para prevenir”, añadió el comisionado residente en Washington.
Pero tanto Pierluisi como los catedráticos reconocieron que, de producirse una guerra, Puerto Rico estaría implicado. “Nosotros somos parte de Estados Unidos; nuestros intereses están totalmente alineados con los de Estados Unidos”, sostuvo Pierluisi.
Escoriaza recalcó que de inmediato una guerra generaría un alza en los ya costosos productos o servicios como los alimentos, la luz y la gasolina. “La beligerancia coreana despierta en los puertorriqueños no muy buenos recuerdos de la pasada guerra, en los años 50, una guerra muy cruenta que nunca terminó. Se llegó a un cese al fuego, pero nunca hubo un acuerdo de paz, destacó Severino.
Por el momento, todos los entrevistados sugieren cautela “Es complicado y hay que tener precaución de no decir que no va a pasar nada, pero en realidad todo esto es para uso doméstico”, dijo Escoriaza.
Ivelisse Rivera Quiñones colaboró en esta historia.
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